Saberle libre.
Saberme libre a su lado.
Saber que estábamos compartiendo los segundos vitales
más preciados que había respirado hasta ese instante, en todos mis años de
existencia.
Y que pagaría por repetir cada fotograma de ese momento, un día, y
otro, y otro más… hasta extasiarme.
De su aroma.
De su energía.
De su luz.