domingo, 27 de abril de 2014

Pasarán










Y pasarán las horas.
Los días se harán más largos
-así tendré más tiempo para
echarte de menos
y tener conmigo tu ausencia-.




Pasarán las tormentas de abril
y caminaré pisando charcos,
puede que mojando mis zapatos,
o mis pies desnudos.



Pasarán las personas,
algunas dejando huellas
en el asfalto de mi cabeza.
Pasarán el silencio y la calma,
pegando en la puerta de mi piel cálida.



Pero tu sonrisa se quedará.



Quedará el latido de aquel sábado,
cuando de noche entre la gente
nos dio por colisionar las miradas.



Quedará mi euforia infinita
y el parar del tiempo
cuando estás y no estás.



Quedará tu espíritu inquieto,
cosido a la espalda del mío;
ya sabes, ellos ya se conocían 




en otra vida.


















sábado, 26 de abril de 2014

La espera.






Sería más fácil
si me resbalaras
como el agua helada
que abastece al corazón errante.


Sería más fácil
si no boicotearas
la fibra sensible
que crece en mis entrañas.


Sería más fácil
si no te cruzaras
en cada esquina
de las calles de mi vida.


Sería más fácil
si cortara las raíces
del árbol que plantaste
y que crece... crece.




Sería más fácil, entonces











la espera.










viernes, 25 de abril de 2014

Revelaciones.










Y entonces me di cuenta
de que el centro del mundo
no era mi ombligo
ni el tuyo.



Era un manantial
infinito
de ideas y eurekas
que ganaban fuerza
a medida que el reloj
y sus manecillas
avanzaban rápidamente despacio.



De él se abastecía un campo
sembrado de sueños inquietos,
voraces,
ávidos de alzar el vuelo;
sin miedo a que las alas acabasen partidas.
sin pesadillas contra las que estrellarse.



Era un torrente de ilusiones
que hoy madura,
que crece,
que se hace gigante.



Era un lienzo sin principio
sin punto y final;
de colores fuertes.
Rojo pasión. Amarillo solar.
Luz etérea,
que ciega
y siembra sonrisas.



Eso era el centro de todo.

Eso es el centro.


Luz que guía.


Luz que ciega.


Luz que inspira.












lunes, 21 de abril de 2014

Ya no sé.







Si condensarte en mis pupilas
o dejar que te evapores en un suspiro.

Si vaciarme los bolsillos
o llenarlos con retales de ausencias.

Si esperar a que quieras llegar
o correr hasta cansarme de huirte.

Si abrir(te) las puertas de esa parte de mi misma
donde no hay más que luz y alas libres.

Si aferrarme a las sábanas frías
o luchar por calentarlas con tu risa.

Si lanzar una bengala a tu cielo
o esperar que enciendas una hoguera en mi pecho.

Si interrogarte entre silencios
o dejar que me hablen tus heridas.

Si ir. O esperar a que vengas.


Ya no sé. Dime tú.