Mis
cinco sentidos
compiten
entre sí
por
ser los primeros
en
aventurarse y atreverse
a vivirte:
Mis
pupilas
cuentan
los instantes
que
restan
para
volver a dilatarse
al
disfrutar con tu sonrisa.
Mi
nariz
se
pierde entre aromas,
humo
y ruido,
que
tienen como origen
tus
propios latidos.
Mis
labios
se preguntan, curiosos,
cuando
se retarán a los tuyos,
entre
sabores ácidos y cálidos,
salados
y hondos.
Mis
dedos
solicitan
tu tacto,
esperando
la explosión
con
tu piel vencida,
blanca,
limpia, cálida.
Y
así pasan las horas,
luchando
mi mente y la codicia,
entre
miedos y suspiros,
al
final,
son las ganas
son las ganas
las
que se apoderan
de
mis
versos.
de
mis
versos.