sábado, 7 de marzo de 2015

Desde la barrera del sonido.









Qué fácil es colonizar miradas
desde la barrera de tu fortaleza;
buscar ápices de destellos
fugaces, infinitos,
de los que se clavan en las retinas.



Desnudar miedos con la boca cerrada
y el corazón en un puño apretado,
asiendo sueños desdibujados
con la otra mano,
mientras el tiempo te condena
-un día más- a clavar los pies
en tierra firme.



Tantear las palabras,
medirlas con sumo cuidado
para que ninguna se atreva
a volar hasta donde entrañas
y razón se baten en duelo.




Difícil ser valiente
cuando sentir es lo último
que se pretende;
cuando se acallan suspiros
entre redobles mudos
y pedales escondidos.






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