domingo, 26 de abril de 2015

Bailarina.




Hay una sombra (fugitiva):
corre detrás de un cuerpo
apuñalado por los pensamientos
que huyen de sí mismos.




Su destino va más allá
de donde la piel
pierde su nombre;
en el lugar donde la identidad
carece de sentido
y un tatuaje vectorial
reza por todas partes
una palabra:
huye.




Deja que sus pies
bailen al son
de un suelo encharcado
de cicatrices (fugaces).




Fabrica un nuevo oxígeno
plagado de luces nocturnas,
que huele a ecos brillantes
con principio y sin final.




Corre con las zapatillas de ballet puestas
hipnotizada por la inercia
de una idea de belleza ficticia
pero cosida a la perfección
a sus costillas.



Y así, seguirá avanzando
posando su mirada curiosa
en cada piedra del camino
haciéndose así cada vez más grande
su colección de tropiezos
y sueños desnudos.













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