Entre
el ruido y la música
que
danza a nuestro alrededor,
de
puntillas,
me
acarician
tus
vocablos elípticos;
dejo
que taladren
mi
escudo de escarcha.
Sólo
esta noche.
Sólo
ahora – promete, entre mentiras, mi cabeza.
Porque
ambas sabemos
que
su eco retumbará
dentro
de mis dedos
-durante
el tiempo
que
me laten las olas dentro
cuando
sube tu marea-
generando
notas y vida,
versos
y ceniza.
Y
arde.
Como
una hoguera de sonrisas
y
miradas clandestinas,
ocultas
debajo de un velo
de
ganas imposibles;
quieren
convertir todas mis epopeyas
en
historia no ficticia.
Hago
de nuevo la maleta,
de
vuelta al mar.
Guardo
en una esquina de la mejilla
el
roce de su discurso humano
como
el prólogo de una novela sedienta:
la
de su camino paralelo al mío
-aunque
sólo sea esta noche-
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