Desde sus ojos.

Desde el gris de sus ojos
la ciudad no parece tan fría;
Desde que aterrizó en mi extenso
terreno fértil, sembrar sonrisas es más sencillo.

Simplifica todas las dudas
que me acechan cuando cruzo
semáforos en ámbar;
Alza mi voz y las palabras
no son ya tan mudas; pareciera
que ahora estuviesen llenas de sol;

El negro no es tan opaco
ni el blanco tan limpio;
mis pasos son mas firmes y hay un
ligero halo de seguridad iridiscente
que alumbra como un candil
cada uno de los túneles de mi vida.

Lealtad que huele a tierra y roble
rodeada de savia y musgo,
acompáñame hasta que la cuenta atrás
finalice
y no seamos más que un foco infinito
que se mece en bucle
al ritmo de latidos de ojos vendados.