martes, 7 de noviembre de 2017

Aterrizó en otoño.








Y vino;

Y entonces sembró la primavera en todos mis latidos;

Vistió de azul la piel que ahora se eriza, 
autómata, 
al dibujar su sonrisa en el aire;

Me llenó los bolsillos
de mareas bravías
de aliento de sal
de viento del norte y especias del sur;

Me hizo florecer,
las ganas y las entrañas,
aún siendo otoño;

Asidas mis manos a su espalda,
me prometí abrazar fuerte sus miedos
y de un soplo,
hacerlos volar libres.