sábado, 5 de mayo de 2018

(Sin título)












La noche.



Las ganas de besarte los párpados.



La luz que emitimos.



Un viaje con punto de partida y sin llegada establecida.



La resistencia.



Las distancias, largas y justificadas.



La mente corriendo veloz hacia ninguna parte.



Mi cuerpo con el freno de mano puesto como forma de vida.



Los minutos que suspiran mientras los respiramos.



Un aquí y ahora que es lo único que nos pertenece.




Lo que es meramente tangible.



Una promesa sin palabras.



Un hilo rojo que nos une, sin habernos dado cuenta;

que estaba anudado ahí, desde el principio del final.



Todo esto, 

intocable, 

que emerge

sin etiquetas;

sin apellidos.