lunes, 9 de noviembre de 2015

Árboles.










Se me escapa el aire entre los dedos.
Las palabras revolotean, inquietas,
dibujando una órbita espiral
alrededor de mis entrañas.



Sin negociar sus movimientos,
me lanzan preguntas
en dirección al esternón:
¿Por qué tú?
¿Por qué yo?
¿Por qué ahora?



Sorprendida,
abierta a la conquista de mí misma,
cruzo los dedos,
esperando que las respuestas
caigan por el propio peso
de tu mirada tierra.



Rezando
por tener agua suficiente
en el pozo de mis ventrículos,
y regar con ella una semilla nueva
-quizás- con tu nombre,
árbol de vida. 


















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