domingo, 14 de abril de 2019

No lo sabes.










No lo sabes.
Nadie lo sabe.
Pero tengo un puñado
de escombros en el pecho
que no me dejan respirar.


Nunca oirás mis gritos
pero los asfixio contra la almohada
como si pudieran así
fundirse con la oscuridad.


Estoy rota por dentro:
sólo verás las migajas
que han ido arrojando
cada uno de mis fantasmas.
Vivo quebrada en silencio
pero lanzo sonrisas al aire.


Y así
esquivo tus ojos
por si me adivinan;
por si hurgan en cicatrices
que siguen abiertas
y  definen todos mis miedos.


No abras mi puerta.
Por favor.
Duelo demasiado.








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