viernes, 9 de octubre de 2020

Recuerdo fantasmas de techos altos y ganas en llamas.




Rememoro fantasmas de

techos altos y ganas en llamas.

Ojos que se cierran,

y mis pestañas clavadas

en tus sienes.

Preguntas que rodean

intenciones secundarias,

calladas,

tímidas,

rebosantes de fe.



No mires ahora, amor,

que tengo las entrañas

abiertas para ti

de par en par

y mis flaquezas

te retan a que te acerques

para jugar con ellas

al escondite.



Si te abres,

corres el riesgo de que te lea

como a la más mordaz

de las novelas de misterio,

y que devore tus páginas

en menos de un

suspiro.



Te he rozado

la punta del iceberg, amor.

Deja que bucee

hasta lamer el contorno

de tu montaña de hielo

y hacer que quieras

echar raíces en mi pecho.









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