martes, 30 de marzo de 2021

Se me perdió el miedo entre tus manos.





Yo cuidaba de un llanto

acurrucado debajo de la piel.

Creí conocer sus secretos,

porqué acababa brotando

en medio de horas baldías

y cómo poder calmarlo y que

dejara de sollozarme dentro.


Y así, 

llegaste tú,

acariciando con tus dedos mi ruina

secando unas lágrimas de papel

y preceptos grises;

plantando hipérboles 

y riendo

al ritmo de un viento que silbaba a nuestro paso.


¿Dónde has escondido, entonces, 

mi pasado?

Que ya no recuerdo 

qué era eso de tener frío 

justo antes de comenzar 

a desnudarme de piel y alma. 










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