Siempre
dar,
sin
pedir de vuelta.
Veintidós
otoños regalándome
íntegramente
honesta.
Si
piensas que mi doctrina
es
la equivocada,
puedes
decirlo;
-
si reír está permitido
en
algún momento de este juego,
seré
yo la última en hacerlo-.
El
amor es el viento
que
me sopla a ciegas
y
empuja mis pasos;
la
inercia impasible
que
conduce mis latidos;
el
ritmo atronador
que
dirige los vaivenes
del
timón de mi vida.
Los
pedidos ajenos
siempre
llegan a tiempo
si
soy yo el cartero
que
los entrega.
No
acepto propinas,
exceptuando
aquellas
con
forma de sonrisas.
Soy
mi propio reto,
un
lienzo blanco,
una
canción
escrita
a medias,
con
la tinta que derrama
cada
abrazo y cada espera.
Tengo
tantas deudas
pendientes
por saldar
conmigo
misma,
que
(calculo) me faltan
siete
vidas
para
pagarlas.
Pero
hoy,
he
pedido un préstamo
a
la valentía;
y
le repito
a
esa imagen que me
devuelve
el espejo
de
la memoria,
que
quiero empezar
a
dejar para hoy
lo
que era para mañana.
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