(Yo
que)
exhalo
cada abrazo
como
si fuera el último verso
que
quedase por escribir
en
este texto
de
puntos y seguidos.
(Yo
que)
tengo
los sueños latiendo
debajo
de la almohada
y
me despiertan cada noche;
palpitan
con la luz del sol
fotogramas
de esperanza creciente.
(Yo
que)
sólo
entiendo el lenguaje
de
las manos abiertas y limpias,
dándome traslúcida y viva
a
todo aquello
que
me abre los ojos
y
abona mis raíces.
(Yo
que)
nado
con el viento de levante,
contra
todos los obstáculos
que
abaten, pero no lo suficiente
como
para hundirme entre miedos
y arrecifes espesos.
(Yo
que)
ahora
tengo la llave
de
mi propia cerradura,
abriré
el baúl de esta vida intensa
todos
los días,
paladeando
el presente:
cada
uno
de
sus
segundos.
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