Caminaba
descalza
predicando
amor
en
cada paso a nivel
-así
es como aprendió
a
esperar, y ver pasar
los
trenes para escoger-
Perdió
el miedo
a
elegir el camino
cuando
se encontraba
con
bifurcaciones
en
su aprendizaje.
Exploraba
cada mirada,
desenterraba
esperanzas
y
deseos escondidos,
era
oyente despierta,
coleccionista
de momentos
con
olor a mar y cenizas.
Y
es que ella
guarda
un secreto
que
le fue desvelado en sueños:
ondean
a su espalda
hilos
rojos brillantes,
tan
sólo visibles
para
los que no parpadean
cuando
el destino
susurra
sus nombres.
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