jueves, 4 de diciembre de 2014

Hilo rojo.











Caminaba descalza
predicando amor
en cada paso a nivel
-así es como aprendió
a esperar, y ver pasar
los trenes para escoger-



Perdió el miedo
a elegir el camino
cuando se encontraba
con bifurcaciones
en su aprendizaje.



Exploraba cada mirada,
desenterraba esperanzas
y deseos escondidos,
era oyente despierta,
coleccionista de momentos
con olor a mar y cenizas.



Y es que ella
guarda un secreto
que le fue desvelado en sueños:
ondean a su espalda
hilos rojos brillantes,
tan sólo visibles
para los que no parpadean
cuando el destino
susurra sus nombres.







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