jueves, 25 de diciembre de 2014

No contigo.















Desde aquí,
percibo la sombra blanca
de mi propio reflejo;
está temblando,
avanza con los ojos vendados
tomando como brújula
el eco de unos latidos
que retumban en las entrañas
-muy adentro,
a kilómetros de distancia
de mi razón-.



Sostiene en una mano
un arpón a punto de clavarse
a la izquierda del esternón,
un corazón amenaza 
con derretirse;
late
a destiempo
desde hace
demasiadas lunas.



En la otra,
aferra un folio con fuerza
entre sus dedos delgados;
enumera demasiadas leyes
escritas por la experiencia
de otras vidas.
Pero ya no sirven.



Ninguna de ellas.









No contigo.






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