jueves, 15 de enero de 2015

Animales cegados (I)








¿Por qué tanta prisa?
Han colgado carteles de
“se busca respuesta perdida”
en cada una de las esquinas
de esta ciudad de horas desiertas.



Animales inmersos
en las normas de su propio universo,
entregan sus pulsiones
sin reservas,
sin cautela;
luego, les asfixia el remordimiento.



No quieren reparar
en el brillo del comienzo,
en el olor tibio
de un libro recién abierto:
engullen el final antes de empezar(se).



Regalan hilos de escarcha
al primer costurero que adoran,
poniéndolo en un pedestal de hojalata;
todo sea porque cosan
sus heridas abiertas, tan frágiles.



Que cada palabra compartida
es alentar al alma a que vuele,
obviando las tormentas de verano,
las altaneras presiones,
la sed, que tanto escuece.





.
.
.
.
.

No hay comentarios:

Publicar un comentario