domingo, 22 de diciembre de 2019

Humo y cigarrillos.











Mi boca se queda aquí
enterrada en el mar.


Mi boca húmeda, espesa,
rebosante de palabras y de ganas,
se ha plantado en tierra
y no quiere moverse.


Le he instado a que huya,
libre. Que corra en dirección
a tus labios. Pero me ha 
pedido,
de rodillas,
que espere.


Que hace frío y tiene miedo y sabe a sal
y está manchada de carmín y tú no lo
sabes todavía.


¿Qué más puedo hacer?
Me ha hablado fuerte y fiera.
Necesita aire. 
Y tú, 
mereces ser dueño del tiempo
que te separa
de ser libre.








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